martes, 26 de febrero de 2008

La extraña dama

Era martes en el bar del Cholo, los muchachos ya no veían el futbol, la noche se profundizaba con la compañía de aceitunas negras. El negro González reclamaba mujeres, mujeres gordas putas o rengas hijas de puta sin depilar, porque el negro no es exigente. El que sí es exigente es el Rulo, a ese si no le traes a Lady D, no hace nada. Pero esta vez los papeles cambiaron. Desde la negrura de la noche, apareció una mujer pálida, de espesa cabellera, era quizás, la primera vez que entraba a lo del cholo, tan bella mujer. El negro González se apartó del grupo, asercose a la extraña dama y con su hacento tucumano le preguntó:

- ¿qué tomás?

- Armagnac, pero con un chorrito de semen- contestó

- Armagnac tengo de un solo tipo, pero semen podés escoger de cualquiera de los muchachos- dijo el cholo desde la barra.

- Solo quiero tu líquido- Musitó al oido del negro, el Rulo sospechando de la escena se meo de la inquietud.

El negro fue al baño y no volvió más, cuando fueron a ver que le pasaba, solo encontraron sus botas de gamuza sobre un charco lechoso. Pasaron un trapo, pusieron las botas en una bolsa, e hicieron como si no hubiera o hubiese pasado nada. Ahí nomás entró en acción : “¡¡el Rulo!!”, disimulando su pantalón mojado se acercó a la blancuzca mujerzuela y le pegó un cabezaso, la mujer cayó sobre la mugre del piso, acto seguido el Rulo comenzó a sacarle la piel, que en realidad era una piel sintética. Aquella mujer no era sino VERGARA LEUMAN.

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